Hemos olvidado de donde venimos, y de como llegamos hasta aquí:

Posted by: La Nutricionadora Comments: 0

La teoría biológica de nuestra evolución, indica que la vida en la Tierra, ha estado cambiando desde hace unos 4 mil millones de años. Continuará haciéndolo.

La biología circadiana fue la que escribió nuestra historia evolutiva, hace 4.000 millones de años, y no 15.000 años, como creíamos. Estábamos mirando mal, debíamos mirar más allá.

Somos seres cambiantes, porque el universo también lo es. Si negamos esto, estaríamos negando nuestra realidad.


“Debemos ir al origen del pasado, para entender el futuro”.


Al principio de los tiempos, cuando no existía la capa de ozono, las especies eran nocturnas. Los primeros seres de la Tierra, las algas y las bacterias acuáticas necesitaban reproducirse por la noche para proteger su ADN durante el proceso de división celular. En contra de lo que podríamos pensar, hay muchas más especies nocturnas que diurnas. Cuando nos acostamos, comienza la «otra vida», la suya. Cientos de animales, mamíferos, anfibios, aves e insectos emprenden su actividad cuando los humanos nos vamos a la cama.

Hoy día, no tenemos todas las respuestas, pero cada vez son más las que se suman.

EL ORIGEN DE LA VIDA:

Para entender de dónde venimos, hemos de basarnos en la evolución de la vida desde su verdadera génesis. Todos formamos parte de esta historia:

“Árbol evolutivo, compuesto por: bacterias, arqueas y células eucariotas».

Estas células, son una combinación de arqueas y bacterias que se produjeron cuando ocurrió un proceso de endosimbiosis. La endosimbiosis, surge cuando dos células procariotas se fusionan para convertirse en uno. Durante este proceso, las bacterias se convierten en las precursoras de nuestras mitocondrias modernas. Somos la fusión de estas dos formas de vida primitivas, cuya fusión necesitó mucha energía para que sucediese”. Esto es un suceso único en nuestro planeta.

 La vida en la Tierra, comenzó  en las profundidades del océano a partir de registros fósiles.

Sabemos que la luz solar, es la radiación electromagnética emitida por una estrella y sabemos que emite luz infrarroja, pero la energía infrarroja no necesita comenzar con la luz solar. Puede comenzar dentro de un núcleo fundido. Eso es realmente lo que sucedió en el fondo del océano.

El agua y la luz solar fueron los principales elementos de la creación de este planeta. La fuerza electromagnética del sol usó su poder para unir la materia orgánica y convertirla en vida.

Por lo tanto, la primera célula de la vida, necesitó protones, y electrones. ¿Entendéis el significado que tiene esto, hacia la comida? Lo veremos más adelante.

Comenzó en una fisura en la superficie del planeta, un respiradero hidrotermal, de la que emana el poder del agua del océano. Cuando se creó la fusión entre las aguas del océano y la zona fótica de los mares (donde penetra la luz del sol), la fuerza electromagnética del sol usó su poder para unir la materia orgánica y convertirlo en vida. Así es como llegamos hasta aquí.

BIOLOGÍA CIRCADIANA:

Como bien sabemos, el ser humano y nuestros genes se adaptaron a los cambios de luz diurna del planeta. La luz solar sufría grandes cambios, pasaba de ser intensa (el día) a la oscuridad más profunda (la noche).

Desde tiempos inmemoriales, a lo largo de decenas de miles de años, todas las actividades que realizaban nuestros ancestros se realizaban durante el día.

La luz solar de la mañana es esencial, es el mayor nutriente que necesitamos para vivir. ¿Porqué? Es el primer y más importante estímulo que sincroniza tu ritmo circadiano, en otras palabras, es quien se encarga de poner en hora todas las funciones que ha de realizar tu organismo biológicamente.

A nadie se le ocurría ir a cazar por la noche, ya que la falta de luz impedía localizar a la presa, incluso era peligroso porque fácilmente la presa podían ser ellos mismos. Leí una frase que decía:


“Los ritmos biológicos no existen como una reacción al medio, sino como un mecanismo que anticipa el cambio”.


Los humanos hemos sobrevivido en parte gracias a nuestros relojes biológicos internos, sincronizados por la luz. Muchas veces, cuando las mismas situaciones se repetían día a día, nuestros ritmos biológicos se «anticipaban» a nuestras acciones y así nuestra atención se agudizaba a ciertas horas del día.

Nuestro sistema hormonal y metabólico funcionaba de forma óptima gracias a esto.

Como especie, evolucionamos para adaptarnos al cambio que nos rodea, siempre cumpliendo las leyes de la naturaleza. Hoy día nuestra biología sigue siendo prácticamente la misma y con las mismas necesidades, pero incumplimos las normas.

Estamos destinados a despertar con la luz del sol y a descansar cuando no está.

Estamos destinados a comer cuando hay comida y a ayunar cuando no la hay.

Sin embargo, el avenimiento de la tecnología y la industrialización nos volvió capaces de alargar los días con la electricidad, tener alimento disponible las 24 horas, estimularnos a toda hora con dispositivos lumínicos y perder así nuestros ciclos naturales de sueño-vigilia y alimento-ayuno. Nos volvimos seres en deshora, de-sincronizados.

La luz, es el estímulo que mayor influencia tiene en nuestros ritmos circadianos.

HUMANOS EN HORA:

Por las mañanas, el estímulo lumínico es percibido por la melanopsina, un fotorreceptor en la retina muy sensible a la luz azul. Al llegar la información al cerebro, se genera la inhibición de la melatonina, es la hormona que induce el sueño. La melatonina, es una hormona solar. En este momento, también se produce un aumento en el cortisol, para que comencemos el día estando alertas y despiertos, si esto no sucediese, no podríamos levantarnos de la cama cada día.

Por la noche, la ausencia de luz estimula la liberación de melatonina. La función de la melatonina no se limita simplemente a inducir el sueño, es incluso necesaria para perder grasa, aunque tiene varias funciones, de las que hablaremos en otra ocasión.

Las únicas luces disponibles para nuestros ancestros, eran las estrellas, la luna y el fuego: todas estas formas de luz emiten ondas cortas, que el ojo humano percibe como luz naranja/roja.

Actualmente, los seres humanos pasamos la mayor parte del día lejos de la luz natural del sol, bajo el techo de casa o trabajando en una oficina con luz artificial y azul.

En la noche, continuamos exponiéndonos a la luz que no nos pertenece, incluso en momentos previos a dormir, usamos la luz de las pantallas (móvil, Tablet, televisión, ordenador…). Esto genera la supresión de melatonina en el cerebro, y lo acaba confundiendo, pensando que es de día. Esto es muy grave.

HUMANOS EN PELIGRO DE EXTINCIÓN:

Estamos al borde de la extinción. Aunque vivamos más, la mayor parte del tiempo la pasamos enfermos.

Existen varios factores que se asocian con nuestra extinción:

Un gran problema, es la existencia de los campos electromagnéticos masivos, no nativos, en nuestra «zona de vida”. Están bloqueando la Resonancia Schumann para que no sea detectada correctamente por todos los seres vivos. La potencia del campo magnético de la Tierra, ha disminuido. Esto es muy grave.

El frío es el primer proceso a tener en cuenta para revertir la enfermedad. Pero existe un problema: Los campos electromagnéticos no nativos deshidratan toda la vida del agua y, por lo tanto, esto hace que exista un cambio climático.

He podido resumir lo que leí, en pocas palabras: Los ambientes fríos ralentizan el tiempo al alterar la química del agua en las células, al alterar nuestro mecanismo de relojes endógenos, para permitir que nuestras mitocondrias primero recuperen su carga y luego aumenten nuestro flujo de electrones para rebotar y hacer que el tiempo se dilate para la supervivencia.


Los humanos, ya no estamos conectados a la Tierra debido a la cultura actual.


Por otro lado, nuestra comida ya no es evolutiva, en su mayor parte se fabrica y se modifica genéticamente. Comemos más comida creada bajo la luz atificial, que aquella que crece bajo el sol, compuesta por electrones y protones.

La luz artificial es la razón principal por la que tenemos grandes problemas con el ciclo celular y las enfermedades neolíticas. Este es el gran disruptor circadiano, es un disruptor masivo del ciclo de luz y oscuridad. Lo podemos apreciar analizando el porcentaje de personas que sufren diabetes y cáncer.

Como especie, si entendemos esto, podemos mejorar. Solo necesitamos entender el contexto adecuado.

Necesitamos entender cómo tratar las cosas correctamente cuando las cosas salen mal. Si continuamos así, mal vamos.

Estamos tomando muchas decisiones que son contrarias a nuestra biología. Vamos en contra de nuestra naturaleza. No hemos sido creados para la era tecnológica. Necesitamos entenderlo completamente para cambiarnos y volver a Re-conectarnos.

Hasta otra, Mithohackers!!!

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